El Xeneize arrancó la Liga con un triunfo: venció 1-0 a Atlético Tucumán

Futbol 29 de enero de 2023
Boca venció 1-0 a Atlético Tucumán con un gol del paraguayo Romero. Chiquito Romero, en su debut, tapó un mano a mano clave. El bicampeón sacó chapa.

¡EL XENEIZE SUPERÓ POR LA MÍNIMA AL DECANO EN EL DEBUT! | Boca 1-0 Atlético Tucumán | RESUMEN

Tenía que ser él, el que más busca, el que más intenta, el que más propone algo distinto la llave de esta victoria de Boca. El que mejor leyó el partido, el que tuvo el instinto, la inteligencia y la rebeldía suficiente para salirse del libreto y aportarle una cuota de fútbol a un equipo que precisa muchísimo de la magia y la impronta de su zurda (aunque ayer definió de derecha). Fue Óscar Romero, y no solo por el gol, el artífice de este trabajado triunfo de Boca ante un Atlético que dio batalla y hasta mereció mejor suerte.

El problema de Boca es que siempre juega igual. Jugaba así cuando ganaba y juega así ahora, que contando los amistosos lleva cuatro empates y dos derrotas. Boca parece, por momentos un equipo de metegol, sin sociedades, sin dinámica, sin movilidad, sin presión colectiva, sin un circuito de juego, sin situaciones de gol. Si no es por una pelota parada, o algún destello de Óscar Romero (demasiado recostado a la izquierda), Boca carece de recursos genuinos para generar peligro.

La cosa cambia cuando Romero se suelta. Cuando Romero se muestra. Cuando levanta la cabeza y pone a correr a los laterales. Cuando se toma un tiempo más para pensar, para jugar y hacer jugar a los demás. Lástima que ayer fueron pocos los que le siguieron la corriente. Un poquito de Advíncula, un poco más de Orsini (mejor en el primer tiempo que en el segundo), algo de Villa, más allá de sus lagunas. Pero fue Romero, figura y goleador, el que rescató a Boca del letargo y le dio al equipo sus primeros tres puntos en la Liga.

A futuro, claro, Boca tiene mucho para mejorar, para aceitar. En ataque y también en defensa. Ayer, es cierto, le faltaron dos pesos pesado como Fabra (convocado a su selección) y Benedetto (debe tres fechas). Pero tampoco con ellos Boca había mostrado una versión mejorada del campeón del 2022. Anoche tampoco jugó bien, pero le alcanzó para ganar. Atlético, de hecho, tuvo varias chances para ponerse arriba. Y hasta obligó a Figal a sacarla sobre la línea tras una floja salida de Romero, que tapó un mano a mano pero mostró algunas dudas, y que en su primer partido completo después de diez meses volvió a sentir dolores en su rodilla (ver página 8).
El problema de Boca estuvo en el medio, en la poca dinámica de Ramírez, en la falta de variantes cuando a Varela lo duplican la marca, en la lentitud en el traslado y la previsibilidad de movimientos. Tuvo que atrasarse Romero para cambiarle la cara al equipo. Tuvo que entrar Equi Fernández para oxigenar la mitad de la cancha y liberar a Varela. Tuvieron que entrar Langoni y Zeballos para sacudir la modorra. Tuvo que aparecer Romero para aprovechar una de las pocas claras que tuvo Boca y festejar haciendo el Topo Gigio. Para que Boca vuelva a sonreír, aunque todavía le siga costando...

Olé

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