Durante el primer semestre de 2024, las importaciones de soja para la industria ascendieron a 2,2 millones de toneladas, por un costo CIF (valor real de las mercancías durante el despacho aduanero) de $ 980 millones de dólares. Paraguay, el responsable del 95%, según explicó la Bolsa de Comercio de Rosario.

El BCR destaca que este volumen representa el 20% de la molienda total, el más alto de la historia a esta altura del año, exceptuando el ciclo anterior.

Un suceso que se explica en la sequía de la campaña anterior que padeció una merma de 50% en la producción. Sin embargo, entre abril y junio se embarcaron 13,2 millones de toneladas de poroto, harina y aceite de soja, el mayor volumen exportado desde el año 2020.

Para Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, el incremento en las importaciones no se debe a una menor venta por parte de los productores locales, sino a una mayor demanda de molienda.

No obstante, el mercado del maíz también ha mostrado una dinámica notable. Si bien, los precios internacionales están en niveles similares a los de 2020, en el mercado de Chicago, las cotizaciones del cereal alcanzaron un mínimo de 153/t dólares, lo que impulsó compras de oportunidad.

En ese sentido la demanda por maíz sudamericano se ha mantenido alta, lo que ha elevado las primas FOB (transporte vía fluvial). Romano destacó: “La venta por parte de los productores podría ser mejor, pero tampoco es mala”.

En Argentina, las condiciones FOB para el maíz han aumentado 10/t de dólares en una semana, llegando a los 190/t dólares. En el mercado doméstico, el poder de compra del sector exportador ha elevado el precio del maíz a 160/t dólares, el más alto en un mes.

En el contexto de estrés que enfrenta el Banco Central, Romano explicó a Perfil que la importación se realiza por un régimen que se llama de admisión temporaria: “Aunque es cierto que se deben sacar divisas para pagar la soja de Paraguay, después vuelven a ingresar cuando se venden el aceite y los subproductos y, además, terminan ingresando más cantidad de dólares por el diferencial del valor agregado”.

Ahora el clima trae un buen augurio en el mercado de granos ya que, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), las condiciones para el maíz y la soja en el país norteamericano son favorables. Tienen altas probabilidades de temperaturas superiores a la media en el oeste con condiciones que pueden afectar las fases avanzadas de desarrollo de los cultivos.

A nivel global,  el clima adverso puede proporcionar soporte a los precios, la abundancia de oferta actúa como un contrapeso y limita las ganancias, situación que afecta a países emergentes como la Argentina.