Sin embargo, el que generó la primera situación de riesgo fue Defensa y Justicia. Con una idea similar a la de Gabriel Heinze, los de Vojvoda consiguieron romper líneas con la precisa pegada de Lisandro Martínez. El ex Newell´s buscó a Ciro Rius y el experimentado delantero se asoció con Márquez. Por centímetros el Cuqui no consiguió abrir el marcador.
Así, cuando menos lo merecían los de Liniers se encontraron con la posibilidad de ponerse en ventaja gracias a la infracción de Martínez sobre De la Fuente adentro del área. El penal sancionado por Patricio Loustau le permitió a Luis Antonio Amarilla festejar el 1 a 0.
Lejos de sentir el golpe, el dueño de casa volvió a amenazar con la llegada del gol aplicando la misma fórmula de siempre: pelotazo a las espaldas de los laterales, centro de Ciro Rius , colaboración de Fernández y llegada del ex Belgrano. En esa ocasión, el palo ahogó el grito del empate.
En el complemento Defensa y Justicia hizo todo el esfuerzo para llegar al empate. A través de Fernández, el Halcón bombardeó al Fortín y convirtió a Rigamonti en la figura estelar de la tarde.
A pesar de algunas fallas, el arquero demostró un nivel superlativo para desactivar las amenazas de los delanteros.
En el transcurso del espectáculo se agotaron los argumentos para explicar cómo el choque no se emparejó. Una escena interpretada por Kaprof, Márquez y Fernández sirvió para que el brillo de Rigamonti se luzca en un mano a mano extraordinario. La única razón por la que Vélez mantenía la victoria, era por la notable actuación de su capitán.
La muestra de resignación fue la patada que pegó Kaprof y significó la expulsión del ex River. Ni siquiera el tiro del final de Bordagaray, que se fue a centímetros del palo, alcanzó para llegar a la igualdad. En Florencio Varela Heinze inició su ciclo con una alegría, pero con poca justicia.