Peligrosamente, los cardíacos han dejado de hacer consultas

Los cardiólogos están preocupados porque por miedo a deambular y contagiarse con el coronavirus las consultas de sus pacientes han disminuido en un 90%. Así, los especialistas se encuentran en un brete porque, por un lado, dada la repentina entrada en cuarentena y su postergada vigencia, no saben cómo ubicar a los pacientes y, a la vez, son conscientes de que esa falta de seguimiento no puede jamás ser beneficiosa para las personas con cardiopatías.
Hay un factor más que se agrega. Entre quienes no han perdido el contacto, crece la inquietud porque han perdido el gobierno de la alimentación y por lo tanto del peso, uno de los pilares de cualquier tratamiento. Y, además, el encierro y el exceso de información generan un estrés que repercute directamente en el estado anímico de las personas, sobreexigiendo la actividad cardiovascular.
Para conversar sobre la magnitud de la situación, es que El Diario entrevistó a la cardióloga Carla Cuadra.
–¿La cuarentena afectó el número de las consultas?
– Antes de la cuarentena teníamos una atención fluida, con unos 16 pacientes por turno. Y una vez que se decreta la cuarentena bajó un 90% la cantidad de consultas. En un primer momento podíamos hacer sala de urgencias y recetas. Desde hace unas semanas, se habilitaron las consultas, pero por más que las habilitaron los pacientes no vienen. Estamos tratando de hacer todas las recetas y de atender a los pacientes pero la realidad es que ellos no asisten al consultorio. Es muy preocupante porque hay algunos con insuficiencia cardíaca, otros que estaban en estudio a la espera de cateterismo por angina de pecho, por ejemplo, y no tenemos forma de contactarlos. Esta situación nos genera incertidumbre y nos preocupa, ya que pueden llegar a tener eventos agudos y no están consultando. El mayor peligro es que esas personas tienen más probabilidades de morir por sus enfermedades de base, y no de coronavirus.
–¿Qué recomendación daría a aquellos que han suspendido las visitas?
–En primer lugar, que hay que atender son sus patologías de base; algo que los médicos estamos haciendo con los cuidados que se requieren, como por ejemplo atender a través de turnos distanciados. Naturalmente, estamos recomendando que vengan a la consulta por asuntos relevantes. Si se trata de una persona que quiere hacerse un chequeo porque en septiembre va a jugar un partido de fútbol no, esa consulta puede esperar, tranquilamente. En cambio, la gente que es hipertensa, tiene insuficiencia cardíaca, el triglicérido, y el paciente con una patología tiene que seguir con su control, siempre teniendo el medico la precaución de no pedir estudios de más, haciendo el mínimo control posible pero tratando de controlar a los pacientes y ver que estén bien, que tengan las vacunas al día, y si se tiene la posibilidad de hablar con los pacientes, brindarles información sobre lo que deben hacer y lo que no, para prevenir el virus.
–¿Cuáles son las medidas preventivas para el paciente cardíaco?
La mayor recomendación que se les puede hacer es que no dejen de tomar su medicación; y que si tienen riesgo y están dentro del grupo que tiene que vacunarse, que se vacunen contra el neumococo y contra la gripe común. Además que sigan con sus controles y con su tratamiento, y que sigan cuidándose con actividad física en casa.
–¿Cómo afecta el estrés el hecho de estar encerrados?
–Afecta muchísimo. Los pacientes hipertensos que yo atiendo ahora están más descontrolados que antes, en parte por el estrés y porque no están teniendo el control sobre lo que comen, al estar todo el día en casa, comen más veces al día y están aumentando de peso, están comiendo con sal, y eso está generando un desequilibrio. Estoy recibiendo muchas consultas por insomnio, la gente no puede dormir, está intranquila; el que era temeroso está más temeroso, la gente está muy preocupada por lo económico; tengo pacientes y amigos que se han quedado sin trabajo. Hay mucha incertidumbre porque no sabemos cuándo ni cómo va a terminar esta situación. La gente tiene miedo de salir por miedo a contagiarse y morirse, y eso genera una angustia terrible. Por otro lado, necesitan trabajar y tienen terror de perder su trabajo. Todo esto está generando una paranoia y un desequilibrio mental importante y se sufre de mucha ansiedad.