Emotivo homenaje a Héctor Motta, al cumplirse 20 años del ITU Crespo

Autoridades académicas de UADER, funcionarios del gobierno provincial, actuales y ex alumnos de la carrera, como así también personal educativo que ha hecho paso y que se encuentra en actividad en la vida institucional del Instituto Tecnológico Universitario (ITU) Crespo; se dieron cita en la noche del jueves para celebrar el 20° Aniversario. El festejo se apuntó a brindar un merecido homenaje a quien impulsó la existencia de este nivel educativo en la ciudad: Héctor Motta.
En diálogo con FM Estación Plus Crespo, el Doctor Honoris Causa Héctor Motta, reflejó la emoción del momento: "Le agradezco a las autoridades de UADER, a la Facultad de la cual depende el ITU y a la Municipalidad, que han reunido esfuerzos para festejar los 20 años del ITU. En su momento fue un verdadero desafío para Crespo y zona, entendiendo que sin educación no hay futuro".
Como acérrimo defensor de ello, el empresario agregó: "El conocimiento en líneas globales, está de la mano con la formación del individuo. Después viene cada una de las especializaciones, en la etapa de producción ó industrialización. Justamente esta carrera nació como una especialización, con salida laboral. Era lo que estábamos buscando por aquél entonces, sumado a poder cursar de manera local, que es un beneficio intrínseco. El arraigo de la gente en la zona donde nace o se desarrolla, es fundamental; para que no sólo pueda cultivarse a sí mismo en su propio entorno, sino que también tenga la posibilidad de desparramar esos conocimientos que va adquiriendo y así multiplicar esos esfuerzos".
"Desde muy joven estuve ligado con la educación. De hecho, este acto de reconocimiento lo estamos viviendo en el Instituto Comercial Crespo, donde pasé mi secundario y luego estuve 19 años como profesor. Siempre me he volcado con pasión por la temática de transmitir conocimientos, dispuesto desde una cátedra y desde otros ámbitos, manteniendo el mismo compromiso", dijo Héctor Motta.
A dos décadas de su lanzamiento, el ITU enfrenta nuevos desafíos: "Siempre hay una renovación que impulsa, que es la tecnológica en este caso. Antes de 1996 sin internet y desde entonces hacia el presente, con internet; estamos en un nuevo siglo, que nos hace estar alertas e incorporar nuevos conocimientos", comentó.
Además de cálidas y elogiosas palabras hacia Héctor Motta, de quienes han hecho paso por la institución o han participado del proceso de gestación institucional, se impuso su nombre al Aula Magna, a modo de homenaje al impulsor de la entidad educativa.
La emblemática figura agasajada captó la atención de un salón colmado, con un discurso en el que reseñó el surgimiento del ITU, dejando un claro mensaje de convicción, perseverancia e interés por el bien común, por mejorar las oportunidades y calidad de vida de sus semejantes.
Héctor Motta se remontó a la época del "tren lechero", a finales de la guerra y desde ese contexto, narró: "Desde entonces y hasta nuestros días, el Colegio Sagrado Corazón ofrece la carrera de Magisterio, siempre dependientes de Paraná. Dependió de la Escuela Normal de Paraná en su fundación, que ha sido la madrina, para que esto se gestara y egresaran maestros. Lo han logrado una gran cantidad de personas, principalmente mujeres, que llevaron el saber a diferentes poblaciones. Pero más que nada, tuvieron la paciencia para transmitir la cultura que cada uno trae de su casa y a veces modificarla, hacia los hábitos de la población donde uno vive. En ellas me recojo para decirles que en Crespo, del '44 hasta la fecha, salieron maestras que honraron el título de enseñanza. ¿Y por qué no decirles, que también hubo padres preocupados por aquel entonces? Porque los que tenían hijas mujeres decían 'van al Colegio Sagrado Corazón y serán maestras'. Y los hijos varones, terminaban en aquel entonces el 6° ó 7° grado, y nos quedaba el campito, o lo que cada uno de nuestros padres pudiera hacer. Había un pequeño puñado que podía salir de Crespo para estudiar".
En esa línea de pensamiento, continuó: "Entonces hubo un escribano -que yo siempre lo rescato, porque Crespo le debe un reconocimiento post-mortem-, que es Guillermo Seri. Fue alguien que desde su soledad -porque nació a dos cuadras del ICC, su padre era ferroviario-, se recibe de Escribano en Santa Fe y regresa a Crespo. Él también se preocupa por su comunidad. Y pedían poner en paralelo al Colegio otra oferta educativa y 4 ó 5 años más tarde, aparece la idea de la primera Escuela de Comercio. Pero cuando tenían prácticamente todo listo para largar, se cayó el programa y seguimos sin Escuela de Comercio. Hasta el año '57, había únicamente el Colegio de Las Hermanas. El mismo Guillermo Seri, pero esta vez acompañado por otros -y perdónenme algunos de los que seguro me voy a olvidar-, como la familia Vicario, de don Antonio Seimandi, de Orlando Britos, y otras personas más, empujaron a Guillermo Seri para que se haga realidad lo que es la Escuela de Comercio. Y también un pionero, como fue Pancho Sagemüller, que dijo 'si van a hacer la Escuela de Comercio, acá tienen una casa donde puede funcionar todo el tiempo que sea necesario'. Y ahí fue donde transcurrieron prácticamente los primeros 7 u 8 años de la Escuela de Comercio, hasta que se pudo relocalizar al lugar actual, por el cierre de la Estación Central del Ferrocarril".
"Hice el secundario en el Comercial Crespo, hice docencia durante 19 años. Así que realmente es caro a mis sentimientos. Este salón, cuando vinimos a habilitarlo, era el galpón del Ferrocarril. Vivía una persona de muchos años acá, agregada al lugar, y dijo 'si se animan a matar todos los bichos de adentro -me acuerdo que volaban los murciélagos en cantidades industriales-, bienvenidos sean'. Tuvimos como dos semanas para limpiar esto, que hoy es un salón de actos. Vaya un agradecimiento también hacia los ingleses, porque hacían cosas buenas. Esta estructura data del inicio del ferrocarril", rememoró.
Héctor Motta señaló que "Después teníamos el otro cultivamiento, cómo acceder a la Universidad. Y ahí apareció una figura, para mí entrañable de la historia de los entrerrianos, que fue el doctor Sergio Montiel. Como buen caudillo y buen gobernador, tiene cosas a favor y tiene cosas en contra. Dentro de las muchas que tiene a su favor, una es que dejó bien plantada en esta provincia la fundación de esta Universidad con la que goza Entre Ríos hoy: la UADER, que tiene más de 30.000 alumnos. Entonces esto nos debe orgullecer. Montiel tuvo ese coraje de haber creado de la nada, la Universidad de Entre Ríos. Y después, vinieron los compromisos sucesivos y quienes la fortalecieron".
La radicación del ITU no fue sencilla. En tal sentido, el impulsor detalló: "En el año '98, personas de mi entorno dijeron '¿Qué más que Héctor Motta, que es amigo del cardenal Cárdenas -por aquel entonces Monseñor-, para que nos abra la puerta a la UCA (Universidad Católica Argentina). Como buen cura, nos felicitó y nos abrazó a Carlos Serra, y otros más que me acompañaron, pero nos mandó a Buenos Aires. Claro, cuando entramos a la burocracia de la UCA Buenos Aires, hasta que llegamos a hablar con el Rector, ya estábamos cansados de repetir lo mismo del proyecto que queríamos hacer. Nos dijo 'nosotros en el interior, nada. Demasiado con lo que ya tenemos'. Volvimos con las alas caídas. Nos preguntamos ¿por qué no ir a Córdoba? Había un rector en la Universidad de Córdoba, que había nacido en Aranguren. Este gurí, que es de la zona nuestra, nos va a entender cuál es el espíritu y realmente la necesidad que había. Porque nunca quisimos lucrar con nada. Entonces nos fuimos a Córdoba. Después de varios viajes -creo que 3 ó 4 veces-, conseguimos el 'No'. Después estaba lo que es la Universidad de Uruguay. Fuimos innumerables veces y tampoco. Y para contar una anécdota, cuando casi teníamos el Instituto en nuestras manos, pensamos ¿qué nos vamos a hacer problema por el lugar, con semejante Colegio de Las Hermanas que tenemos en Crespo? Mantuvimos una reunión en la biblioteca del Colegio Sagrado Corazón, para pedir aulas. Y la monja nos dijo 'No, no, no. Esto acá, no'. Se nos cayó la posibilidad. Arrancamos entonces con esa vivienda alquilada, para que pudiera funcionar".
Destacó en su relato la activa participación de Carlos Serra, María del Carmen Alfaro, Claudia Kemerer, y Analía Burgardt, como "ciudadanos de Crespo que silenciosamente siguieron esa tarea que estábamos emprendiendo. Acompañaron en casi todos los viajes, fueron a donde había que ir a poner la cara".
Si bien, finalmente la búsqueda del espacio físico había arribado a una resolución, el comienzo aún deparaba cuestiones por resolver: "El Ministerio de Educación de la provincia, por entonces a cargo de Lucila Haydar, fue el paso siguiente. Ella entendía la necesidad de lo que nosotros le transmitíamos y nunca me olvido que en un rincón de su despacho, le dije 'doctora, si usted no pone el pie firme acá para que el gobernador nos diga que sí, no sale'. Me dio tranquilidad de que al día siguiente saldría. Y así fue. Tuvimos la comunicación de que conversaríamos con el rector de UADER, Mario Mathieu, que nos abrió las puertas y nos brindó todo. Fue importante también el profesor Sergio Kerk, que fue uno de los que anónimamente venía de parte de la Universidad. Tenía la camiseta de juego expuesta. El profesor González, que no recuerdo su nombre, también nos dio una gran mano en esto. Lo propio hizo el ingeniero Daniel Yrigoyen -alguien que ha estado muy cercano a mí, un exilio ingeniero, especialista en costos, que trabajaba conmigo en Capia-. Le dije 'tratá de darme el formato de lo que debería ser la Licenciatura en Ciencias Avícolas'. Y nunca olvidaré que fue el primero en advertirme: 'no quiero que se te caiga el corazón, pero los primeros que te van a enfrentar son los veterinarios. Porque van a decir que la carrera es muy parecida a la de ellos'. Y así fue. El Colegio de Veterinarios nos decía que no, y por eso es que hay una Tecnicatura y no una Licenciatura. Igualmente, no pierdo la esperanza de que algún líder de Crespo, emprenda esa patriada. Han transcurrido 20 años y fue muy novedoso, muy criteriosa la generación del ITU. De esta institución salieron muchos gerentes de empresas prestigiosas, con reconocimiento en el mercado. Entonces, merece su elevación. Pero continuando con las vicisitudes, cuando teníamos la carrera aprobada, nos dicen 'Tienen que conseguir quién dirija esto. Porque está todo muy bien, pero habrá profesores, alumnado, se requiere de un director de carrera. En eso resalto a Susana Burioni, que recién recibida de ingeniera, no dudó un minuto y se hizo cargo. Llevó la bandera, 'ayudó a que pariera -perdónenme la expresión-, el ITU en su momento'. Así que gracias Susana por ese gesto de grandeza que tuviste. No interesaba la paga, como tampoco a Cecilia Schneider, mi sobrina, que colaboró en los andares de este inicio".
Motta reflejó que la actitud política por esos tiempos: "Recuerdo al Intendente Brambilla, que después de mucho tiempo entendió que no era un tema político. Él creía que nosotros queríamos hacer un Instituto para diferenciarnos de la política común que había en la ciudad y que nos íbamos a hacer cargo del pueblo. Cuando entendió que no era eso, sino que era una formación netamente educativa lo que seguíamos, se puso a disposición y nos cedieron el espacio para que el Instituto tuviera inicialmente su sede. Así que realmente se lo agradezco".
La extensa lista de agradecimientos continuó con Horacio Soldini, de Paraná; y también Danilo Brisuelo.
"Siempre he pretendido hacerle entender al entrerriano, que no hay cosa más importante que el arraigo. Es lo que pretendíamos con el ITU, que tuvieran a su alcance las herramientas necesarias para ser profesionales idóneos y especializados, para que se queden en su lugar de nacimiento, de influencia. Creo que logramos este objetivo. Así que hacia nuevas metas iremos. Gracias a todos por brindarme esta oportunidad y por el reconocimiento que me hacen ante la presencia de todos ustedes", concluyó.