El caso del ucraniano descubierto en el baúl de un auto en ruta entrerriana llega a juicio

Judiciales 27 de mayo de 2024
Desde este lunes se juzga el delito de tráfico de inmigrantes. Están acusados el conductor del auto y el dueño del vehículo donde viajaba le ucraniano
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Desde este lunes se juzga parte del entramado del delito de tráfico de inmigrantes. Están acusados el conductor del auto y el dueño del vehículo donde viajaba le ucraniano

La trama del caso del ucraniano, el santafesino y el correntino es para una serie televisiva. La historia no tiene desperdicio. Empezó como una historia de solidaridad entre dos tres personas y está cerca de terminar con todos presos por tráfico de inmigrantes, armas y drogas.

En Paraná desde este lunes se va a juzgar una parte de ese entramado de delitos la que tiene que ver con el tráfico de inmigrantes. En el banquillo van a estar el empresario santafesino Juan José Clucellas conductor del auto y el dueño del vehículo y empresario correntino Raúl Sopérez.

La supuesta víctima Viktor Melnyk no vendrá porque está preso en Paraguay. El tribunal será unipersonal y estará a cargo de Roberto López Arango. El encargado de llevar adelante la acusación es el Fiscal General José Candioti y Juan Sebastián Podhainy. 

La historia

El 3 septiembre de 2020, en pleno aislamiento por la pandemia de Covid-19, Entre Ríos y el país se vio sorprendido por una noticia policial fuera de lo común: un exsoldado ucraniano había sido descubierto en el baúl de un Corsa conducido por un empresario santafesino. Al mando del auto iba el armero Juan José Clucellas, que viajaba solo en el vehículo, sin documentación habilitante, de otro empresario y dirigente político correntino Raúl Sopérez, que al poco tiempo cayó preso por tráfico de drogas y armas.

El ucraniano Viktor Melnyk en la actualidad está preso en Paraguay por ser el nexo entre organizaciones guaraníes dedicadas al narcotráfico y europeas.

El operativo se ejecutó en Paso Telégrafo, puesto caminero ubicado en la ruta 12, a cuatro kilómetros del límite con Corrientes. Cuando los policías detuvieron ese 3 de septiembre el Corsa divisaron que iba solo el conductor. Clucellas entregó los papeles y desplegó un trato afable hacia los uniformados. El vehículo no estaba a su nombre, sino que figuraba registrado en Itá Ibaté, Corrientes, por otra persona, que es “amigo y pariente”, según se supo que el empresario.

Los policías le pidieron al dueño de la armería La Escondida que abriera el baúl. Para evitar que lo hicieran, Clucellas les dijo que llevaba un ciervo Axis, que se cazan en esa zona. Pero dentro del baúl no había ningún animal, sino un hombre enorme, con las piernas flexionadas, como si estuviera en posición fetal, vestido con una gorra, un jogging y zapatillas de trecking. Los policías se pusieron nerviosos al ver dentro del auto al gigante de 1,90 metros y unos 150 kilos que se movía. Dijo que se llamaba Viktor Melnyk y que era miembro de las fuerzas especiales ucranianas.

Los policías tiraron al piso a Clucellas. Y le pidieron al gigante ucraniano que saliera del baúl. Lo revisaron para ver si estaba armado. El hombre estaba quieto. No se resistió a que los policías entrerrianos lo esposaran.

Clucellas y Melnyk quedaron demorados. El dueño de la armería La Escondida declaró que se había ido a pescar a Corrientes. Pero que no pudo lanzar la caña en las cabañas Don Quico, que son del dueño del Corsa, porque su amigo le dijo que podía comprometerlo: está prohibida la pesca por la cuarentena. “El lunes fui a Itá Ibaté, a las cabañas Don Quico, que son de un amigo y pariente. Mi amigo me dijo que lo iba a comprometer porque estaban cruzando un montón de paraguayos a cobrar el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia, impuesto como auxilio durante la pandemia). Así que me quedé esperando y el martes y el miércoles me vine (para Santa Fe)”, contó a los investigadores.

Lo extraño es que Clucellas se había ido a Corrientes en una camioneta. Pero la dejó en Itá Ibaté, según reprodujo en su momento La Nación. El argumento que dio a la Justicia resultó algo llamativo. “Dejé la camioneta mía en Ita Ibaté para decirle a mi mujer que se me había roto y que tenía que ir la semana que viene a pescar, y le pedí el auto prestado a él para venirme”, contó a Aire de Santa Fe.

El empresario, de 46 años en ese momento, aseguró que cuando regresaba a Santa Fe, luego de recorrer unos 25 kilómetros, vio a un hombre haciendo dedo en la ruta. “Para no venir solo, ya que yo venía en el Corsita, le dije que subiera”, relató.

En ese momento Clucellas dijo que le sintió una “tonada extraña”. El gigante ucraniano se sentó en el asiento del acompañante. Le contó al dueño de La Escondida, según su relato, que “la mujer tenía un gran problema, que estaba por tener familia en Rosario”.

“Le pregunté si tenía papeles y me mostró que tenía placa oficial, que podía circular”, explicó. Clucellas describió que fueron pasando todos los controles policiales sin mayores problemas.

Melnyk no tenía ninguna placa oficial. Tampoco pasaporte. Solo llevaba un permiso de residencia otorgado en Málaga, España, el 31 de julio pasado. Un carnet de conducir de España que vence el 17 de enero de 2022 y una extraña identificación como “teniente” de los “Reales Tercios de España”, cuya fecha de expedición es del 15 de marzo de 2019. Los Reales Tercios de España son –según publicó el diario El País– “una organización paramilitar a cuyo frente se encuentran personas que tratan de constituirse en salvaguarda de la monarquía”. Es como una especie de logia, integrada en su mayoría por militares.

La pareja de Melnyk dijo, en cambio, que el ex soldado, que trabajó en Ucrania y Moscú como agente de seguridad de “empresarios millonarios”, “lo conocía a Clucellas”. “Él me dijo que había encontrado a alguien que lo podía traer a Santa Fe”, advirtió la mujer a Aire de Santa Fe en su momento.

“Íbamos llegando a Entre Ríos. Llamé al puesto porque conozco a gente de allá. Llamé a un amigo policía y le dije que avise que iba a pasar con un auto del cual no tengo permiso de uso y le di los datos de la chapa patente. Así que cuando íbamos llegando le conté a mi acompañante la situación, le dije que nos iban a parar, y me insistía con que quería llegar, me mostraba que la mujer había roto bolsa, y le decía que no nos iba a pasar nada porque yo ando cazando siempre por la zona”, declaró Clucellas, de manera bastante contradictoria.

Aún más extraño es lo que ocurrió después. “Entonces él me dijo que se metería en el baúl. Me decía que estaba dispuesto a hacer 1700 kilómetros en el baúl con tal de llegar a ver a la hija. Le dije que se metiera, total no iba a pasar nada”, aclaró el empresario.

“Me pidió que le abra el baúl, y cuando le dije que había un señor adentro me tiraron al piso. Por la desesperación de traer a este tipo que venía contando cosas y que tenía amigos en Rusia que cazaban se dio todo esto, de inconsciente, nada más”, se atajó Clucellas.

Melnyk, que habla perfecto español, dijo luego en su propia declaración que había pertenecido al grupo militar de elite Titán, en Ucrania, entre 1994 y 2000, y que actualmente reside en España, pero su pareja vive en el centro de Rosario.

Otro capítulo raro de esta historia es que el ucraniano admitió haber entrado a la Argentina de manera ilegal desde Paraguay. Y probablemente a ese país también ingresó de forma clandestina proveniente de Brasil.

Melnyk aseguró, a su vez, que tiene domicilio en avenida Francia 1448, Rosario, donde está su pareja.

Declaró que “actualmente es empresario y tiene apoyo porque trabaja para el Reino de España. Es funcionario de seguridad y representante en Latinoamérica. Empresario y accionista en una empresa, con intenciones de presentarla ante el Ministerio de

Economía de Argentina, ya que va por todo Latinoamérica, pues su fábrica produce maquinarias para destilar el agua de mar”.

Sopérez, armas y droga

El vehículo del dueño en el que viajaba el ucraniano y amigo del empresario santafesino está preso. Sopérez nació en Santa Fe y en 2019 intentó ser concejal en Itá Ibaté por el Frente para la Victoria, pero no lo logró.

En octubre de 2020 efectivos del escuadrón 47 de Gendarmería, por orden del Juzgado Federal Nº2 de San Martín, provincia de Buenos Aires, incautaron más de 900 kilos de marihuana y armas de guerra muy sofisticadas –como un subfusil calibre 22– en la cabaña Don Quico, donde fueron detenidas cinco personas, entre ellas, Raúl Enrique Sóperez, titular del Chevrolet Corsa donde viajaba oculto a principios de septiembre de ese año el exsoldado ucraniano.

Sóperez se hizo conocido en 20 de enero de ese año, cuando la ministra de ese entonces Seguridad Sabina Frederic hizo su primera visita Corrientes, en Itá Ibaté. Ese día se le acercó un supuesto activista ambiental que le exigió a la funcionaria nacional que instrumente políticas contra el narcotráfico. “La frontera sigue siendo un colador”, decía un cartel que portaba Sóperez, que fue detenido por efectivos de Gendarmería. El dueño de Don Quico fue apresado junto a otras cuatro personas. El operativo que hizo Gendarmería comenzó con el seguimiento a una camioneta Ford F100 que llevaba una carga de bolsas de carbón. Se le secuestraron 553 kilos de marihuana disimuladas en las bolsas de carbón. La camioneta fue interceptada en la ruta 118, a la altura de la localidad de Loreto. Un VW Gol iba delante de la camioneta, como “puntero”. También fue detenido el conductor del auto. Se secuestraron 553 kilos de marihuana disimuladas en las bolsas de carbón.

En la cabaña Don Quico se incautaron luego otros 400 kilos de marihuana y se secuestraron siete lanchas, cinco vehículos y armas de guerra, entre ellas, un subfusil calibre 22.

Paraguay-Europa

El domingo 9 de enero de 2022 Melnyk fue detenido en una casa en la localidad de Fernando de la Mora, en Paraguay, como parte de una organización narco, liderada por Fernando Enrique Balbuena (hijo del exdiputado guaraní Elvis Balbuena) a quien los efectivos de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) de Paraguay le secuestraron 947 kilos de cocaína, publicó Página 12.

Este exsoldado ucraniano es un engranaje vital dentro de la organización porque –según las tareas de inteligencia criminal– es quien actuaría de nexo con los compradores de la droga en Europa. La cocaína secuestrada, según la titular de Senad, Zully Rolón, estaba lista para ser embarcada en uno de los puertos de Asunción para salir por la hidrovía Paraguay-Paraná rumbo a Europa.

No se descarta que esta organización haya hecho uno de los contrabandos de cocaína más grandes de la historia, como fueron las 27 toneladas de este estupefaciente que se traficaron por la hidrovía y fueron incautadas en febrero del año pasado en los puertos de Amberes, Bélgica, y Hamburgo, Alemania.

Los seis allanamientos, en uno de los cuales se concretó la detención de Melnyk, se produjeron el domingo 9 de enero de 2022. El operativo, llamado Navis, se concentró en varias localidades del centro del país, pero el cargamento de cocaína fue secuestrado en un emprendimiento agropecuario cercano al pueblo de Eusebio Ayala, a unos 70 kilómetros de Asunción. Los 947 kilos de cocaína estaban embalados y preparados para ser enviados a la zona portuaria para desde allí ser enviados en un buque por la hidrovía.

“Tras varios meses de investigación se pudo identificar una estructura liderada por Fernando Enrique Balbuena Acuña desde la localidad Eusebio Ayala”, señaló un comunicado de la Secretaría Antidrogas. El hijo del exdiputado paraguayo “era responsable del acopio y envío de grandes cargas de cocaína por la hidrovía Paraguay-Paraná y luego a Europa a través del Atlántico”, agregaron las fuentes.

El valor de la cocaína secuestrada está estimada, según la Senad, en unos 60 millones de dólares. El secuestro abona una hipótesis que durante la pandemia empezó a consolidarse: que Paraguay se transformó en un nodo logístico para traficar la cocaína a través de los 3400 kilómetros de la hidrovía, que cruza buena parte de la Argentina y tiene salida al océano Atlántico.

En febrero del año pasado, se secuestraron tres cargamentos con un total de 27 toneladas en Amberes, Bélgica, y Hamburgo, Alemania. Una de los embarques con 16.174 kilos de estupefacientes hizo transbordo en el puerto de Buenos Aires.

El hallazgo se produjo luego de que las fuerzas de seguridad europeas lograran vulnerar más de 170.000 mensajes de teléfonos que usaban el sistema encriptado Sky ECC. La droga nunca fue detectada en el puerto de origen, en Paraguay, ni en Buenos Aires.

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