El faltazo de Sarmiento: La inauguración fallida de su busto en Crespo
Al cumplirse 50 años de la muerte de Domingo Faustino Sarmiento, siendo Presidente de la Comisión de Cultura de la Junta de Gobierno, Humberto Alfredo Seri, alentó y logró que la Junta le pusiera el nombre del prócer a la plaza pública de la entonces Villa Crespo, y colocar en un pedestal, el busto del gran maestro, en el centro de la Plaza.
El 10 de setiembre de 1938, se iba a inaugurar el busto, que llegaría ese mismo día, de Paraná por tren, enviado por el prestigioso escultor entrerriano Israel Hoffmann, cuyas obras, como ésta de Sarmiento, y la estatua de San Martín, fue demandada en todo el país.
En Paraná, por ejemplo, hay obras de Hoffmann en el Parque Urquiza, y en 2011 manos anónimas robaron la estatua del Gobernador Eduardo Racedo, que se había inaugurado en 1937 en el Boulevard Racedo, en homenaje a quién fuera el creador de la Estación Ferroviaria de la Capital entrerriana, además de ser un buen homenaje a un gran gobernante, que entre otras cosas creo el Registro Civil de la Provincia, y dispuso la construcción de la Casa de gobierno.
Con ese motivo se convocó al pueblo y a las escuelas de Crespo, a asistir al acto, a las diez de la mañana. El busto llegaría a las ocho. El pedestal esperaba su colocación.
Y llegado las diez, el camioncito que había ido a buscar el busto a la estación, (donde hoy funciona la escuela de Comercio) no llegaba, y la preocupación comenzó a ascender en miembros del gobierno municipal, presidida por Ferdinando Rosso (U.C.R), acompañado por Luis Saluzzio, Nicolás Rapetti, y Salustiano Minguillón (Partido Democrático Nacional), Esteban Pesante, Federico Müller y Emilio Schaller.
Se hicieron las diez, y llegó la noticia de que el busto no había llegado a la estación ferroviaria de Crespo.
Desconcierto, y alguien que salió desde el municipio a decirle a la concurrencia de pueblo, instituciones y escuelas, que el busto no había llegado y que el acto se haría al otro día.
El 11 de septiembre, estaba todo previsto, las escuelas, el pueblo y los funcionarios, y el reloj comenzó a poner nervioso por segunda vez a los gobernantes, y ya se corría la voz, “Che, no pasará lo mismo hoy”, entre la gente… y pasó nomás.
Sarmiento no llegó… Si, así de clarito… él, que había enseñado a todos “que no se debe faltar”… en Crespo, había pegado “el gran faltazo”, y dos días seguidos… el portavoz oficial, dijo que cuando llegue, y ya esté Sarmiento en la Municipalidad, recién se iba a convocar para el otro día, para el acto, que se llevó a cabo cuatro días después del anunciado originariamente, como rezaba la escritura en el pedestal.
Por Orlando Britos │ Historiador - Escritor