Con cartas y guardapolvos despidieron al hijo de entrerrianos, fallecido en la tragedia de Moreno
Rubén Rodríguez, conocido como "Oso", tenía 45 años y falleció esta mañana junto con la vicedirectora de la escuela primaria N° 49 “Nicolás Avellaneda”, en Moreno, tras una explosión por una pérdida de gas. El joven portero era hijo de un matrimonio de Federación, Entre Ríos.
El auxiliar docente trabajaba desde hacía 30 años en la escuela, y estaba comprometido con la actividad sindical. Solía viajar a Entre Ríos para vacacionar en la ciudad de sus padres, a la que definía como “su lugar en el mundo”.
Fotos, flores, cartas, dibujos, el canto del Himno entrecortado por el nudo en la garganta y un último aplauso para la “Señorita” Sandra y Rubén. Así despidieron alumnos, vecinos, egresados y familiares a la vicedirectora y el portero que fallecieron el jueves luego de una explosión por una pérdida de gas en la escuela N°49 de Moreno que había sido denunciada ocho veces en los últimos dos años. Fue la despedida de los guardapolvos blancos.
Un alumno dibujó a Ruben y Sandra sonrientes, unidos por un corazón: “Los quiero”, puso con marcador negro. Al lado un guardapolvo blanco con un crespón negro y una flor rosa que salía del bolsillo completaban la escena.
Todo el frente del colegio quedó envuelto en el calor de esos mensajes: “El mejor auxiliar de todos, el que siempre, todas las mañanas nos recibía con el desayuno. El que nos hacía pasar hermosos momentos. Hoy te recordamos por siempre. Rubén”. Los vecinos fueron quienes por la mañana se organizaron para preparar ese desayuno con el que siempre se recibía a los chicos: “Lo hacemos en homenaje a las dos personas que dieron la vida por ellos”, decía una de las madres que preparó el mate cocido, la mejor manera de combatir el frío que se sentía con fuerza en un municipio donde muchos de los habitantes no cuentan con alguno de los servicios básicos como agua, luz o gas.
El director de la escuela, Héctor Vicio, de licencia médica tras haber sido baleado en un robo que sufrió en abril cuando salía de la escuela habló con Clarín y expresó su dolor y su bronca con las autoridades. "Sandra vivía para el colegio. Nuestra escuela es una familia. Pasamos ocho horas acá", dijo y recordó cuando hace cinco meses debieron cerrar el colegio por la pérdida de gas en el comedor: “Se hacían notas día por medio denunciando la situación. Tardaban una semana hasta que venían a revisar. Es una vergüenza. Ninguna escuela de la Provincia está en condiciones de dar clases. Tengo 30 años de antigüedad en el sistema. A mí no me la van a venir a contar”, dijo.
Héctor contó que no sabe lo que ocurrirá con el colegio en los próximos días: “Hay muchas cosas que se tienen que hacer. La escuela quedó totalmente arruinada y se deberá evaluar si no hay peligro de derrumbe ya que todas las columnas quedaron afectadas y en el piso de arriba tenemos salones donde estudian 200 alumnos. No podemos arriesgar”, expresó y dijo que una posibilidad que recién empezaron a evaluar sea la de entregarles tareas y trabajos para que hagan en las casas hasta que vuelvan las clases: “No hay otro colegio de la zona que pueda recibir a tantos alumnos”, analizó.