Golpes, encierro y abusos en la voz de una sobreviviente

Paraná 19 de febrero de 2021
Rita contó el calvario que padeció durante las semanas que convivió con su expareja, Ángel "Tati" Rodríguez. Espera justicia y una condena.
rita-violencia-generojpg

Entre el 23 de noviembre de 2020 y el 11 de enero, Rita vivió un infierno por las violencias ejercidas por Alan Nicolás Rodríguez. Pudo escapar de los golpes, los abusos y el encierro y logró que lo apresen para poder rearmar su vida. Como muchas mujeres, eligió contar y hacer pública su historia para lograr justicia.
“Hace un año conocí a una persona, me parecía la más buena del mundo, súper atento conmigo, me ayudó muchísimo. En noviembre discutió con sus padres y me pidió si podía empezar a quedarse a dormir acá, yo le dije que no había problema. Habremos estado viviendo dos semanas bien. Se le salió la cadena cuando me agarró el teléfono y encontró unos mensajes de Facebook del pasado, mensajes viejos, yo soy viuda, tengo 35 años, he tenido varios trabajos. No hubo forma de hacerle entender, y ese día me partió por la mitad el teléfono, y le sacó las baterías a los celulares de mis hijos. Ahí terminó mi comunicación con la vida, el 23 de noviembre. Se apoderó de las llaves de mi casa y no me dejó ir a trabajar”, contó Rita, que trabaja en la cocina una escuela.
“Él es albañil, se iba y nos dejaba encerrados con llave adelante y atrás, sacó la cerradura de una puerta y le puso candado, se apropió totalmente de nuestra vida, ya no teníamos contacto con nadie, venía mi familia y les decía que yo no estaba. Yo salía solamente a hacer mandados con él, que usaba mis tarjetas y a lo último no quería ni ir a trabajar porque decía que yo podía tener un teléfono. Si iba al baño tenía que ir con él. Era una cosa para él. Ni mi hija, ni a mí ni a su hija nos dejaba usar polleras. Fue un proceso que se fue dando. Tuve relaciones varias veces sin consentimiento”, relató la mujer.

Uno de los peores días de violencia, que a su vez fue el principio del fin del calvario, fue el del cumpleaños de Rodríguez, y así lo recordó: “Llegó el 10 de enero y decidió que iba a hacer una comida con sus familiares. Yo sí iba a la casa de su madre porque queda a cinco cuadras, ellos me veían los moretones. Él consumía muchas pastillas con alcohol, y ese día era otra persona. Primero la golpeó a la hermana, se empezaron a ir todos, me encerró con llave y se fue. Cuando volvió, contó que tenía un arma y le había ido a tirotear al novio de su hermana. Le había pegado a la madre, le pegó un tiro al hermano más chico. Regresó a las horas, empezó a buscar más pastillas, encontró un teléfono mío que no andaba y lo rompió en la calle. Los chicos dormían, fue toda una madrugada. Intenté salir como a las 5 de la mañana porque se puso a cargar su teléfono, me manoteó, me golpeó y me encerró con llave”.

Luego llegó el padre del agresor a la vivienda y Rita pudo sacarle las llaves a Rodríguez porque estaba bajo efectos de los psicofármacos, pero no le sirvió de nada: “Le dije al padre ‘por favor ayúdeme, no ha dejado de pegarme en toda la noche, no tengo teléfono para llamar a la Policía’. Me dijo ‘Ese es tu problema, no el mío. Salí a la calle y pedí ayuda’”, recordó la mujer.

En esos momentos, Rodríguez le preguntó a Rita si había visto su arma. Ella no sabía, pero le dijo que buscara debajo de la cama. Aprovechó ese instante para huir: “Cuando fue a la pieza, corrí, él salió corriendo atrás mío”, contó Rita. No obstante, en los instantes posteriores chocó con la indiferencia de personas que no la auxiliaron: “Me metí en la primera panadería de Ramírez y Peyret y pedí ayuda. Dije ‘me está siguiendo mi expareja, por favor, me quiere matar’. Y me dicen que los comprometía. Corrí media cuadra más, había una chica y le dije ‘por favor llamá al 911 que me están siguiendo para matarme’, y me ignoró por completo. Él me corrió hasta el busto de Perón, calle 17 de Octubre. En eso pasó un patrullero y le levanté la mano, pero no paró porque no me vio, pero él pensó que iba a parar y se volvió”.

Recién allí tuvo la primera ayuda: “Vi una señora sentada tomando mates al lado de una iglesia, le pedí por favor que llame a la Policía. La mujer me dijo ‘yo llamo al 911 pero vos esperá en Ramírez y Cochrane frente a los chinos porque yo no quiero ningún problema, vi cómo ese loco te corría para matarte’. Vino el 911 en seguida y los mandé para mi casa, yo estaba sin remera, descalza, lo encontraron rompiendo todas las cosas. Vino la División Trata de Personas, les dije que iba a denunciar porque estaba viviendo un calvario y esa era mi oportunidad de salir”, relató Rita.

La llevaron a la comisaría segunda, donde destacó la atención que recibió, luego buscaron a sus hijos y la llevaron a Tribunales. Esperaron hasta las 16 (era domingo), hasta que la atendió el secretario del fiscal de Género, Leandro Dato.

“A él lo llevaron para identificación y lo largaron, o sea que estaba suelto, lo único que tenía era una orden de restricción, a mí no me servía para nada. Se lo planteé al chico, llamaron a una médica forense y me dijeron que había salido la orden de detención porque constataron el abuso sexual. Hasta que él no estuvo preso no me volví a mi casa, me quedé en la puerta de Tribunales”, recordó.

Al día siguiente declaró ante Dato y con la ayuda de la Dirección de Asistencia a la Víctima Rita estuvo alojada en distintos hoteles con sus hijos. Luego a Rodríguez le dieron 60 días de prisión preventiva domiciliaria, con tobillera electrónica, en la casa de sus padres. “El fiscal y la jueza Firpo se aseguraron de que él no salga de la Alcaidía sin la tobillera”, dijo la mujer. Lo imputaron por Abuso sexual y Privación ilegítima de la libertad en contexto de violencia de género.

“Ahí tuve dos semanas terribles porque me cascotearon la casa varias veces. A los dos días sentí ruidos y vi por la ventana a una persona salir de la puerta de mi casa. Apreté el botón antipánico, llegó la Policía y me dice que me quede tranquila. Apreté por segunda vez el botón antipánico, vino la Policía, a la media hora me llaman por la ventana y me dicen que habían encontrado trepándose a mi casa dos tipos, uno había agarrado para la Villa 351 y al menor lo agarraron cerca, que dijo que son conocidos de él (de Rodríguez)”.

Poco después Rita se enteró de que si su expareja no iba a la cárcel, su vida corría serio peligro: “Tenía planeado mi muerte, le contó a su mejor amigo cómo me iba a matar, que él ya estaba perdido, que no iba a ir preso por violador, sino por asesino. La novia del chico se solidarizó conmigo y me dijo ‘Sergio me contó que el Tati el viernes se va a escapar, no le importa nada, el viernes te mata’”.

Rita llevó los mensajes como evidencia al fiscal Dato. A su vez, se contactó con los abogados Patricio Cozzi, María Obaid y Pablo Obaid, quienes la representan en la causa. Pidieron urgente una audiencia y le revocaron a Rodríguez la domiciliaria, por lo que deberá cumplir los 60 días de preventiva en la unidad penal. El 12 de marzo se revisará la medida cautelar.

Rita destacó el trabajo y la atención del fiscal Dato, así como de los abogados que la representan. La suya es una historia terrible con una causa que recién comienza y espera que termine en una condena. A su vez, demostró que el sistema de atención y protección a las víctimas puede funcionar bien y salvar vidas en peligro por la violencia de género.

UNO

Más de Estación Plus Crespo

Estación Plus Noticias en tu E-Mail

Ingresá tu E-Mail y recibí diariamente las noticias de Estación Plus Crespo

mensaje

Más de Estación Plus Crespo

Plus facebook

Próximos días en Crespo

Otras noticias en Estación Plus Crespo: