Ingresó a operarse la vesícula y salió en estado vegetativo: el caso que conmueve a Entre Ríos y Uruguay
Un tremendo caso despierta solidaridad en la provincia de Entre Ríos y mantiene movilizada a la Justicia Penal y al Ministerio de Salud de la República Oriental del Uruguay. Se trata de la terrible experiencia de Osvaldo, un nogoyaense que por razones laborales se encontraba en el vecino país, cuando necesitó ingresar a quirófano.
Tras varios meses y sin respuestas concretas de lo ocurrido, pudieron derivarlo a Crespo, donde por primera vez la familia recibió la explicación pormenorizada de su diagnóstico irreversible. Las causas del cuadro se ligan a la investigación uruguaya por presunta mala praxis en ese país. En una extensa entrevista brindada a FM Estación Plus Crespo, Ana -su esposa- reveló los detalles.
De Nogoyá a Puerto M'Bopicua
"Ya llevamos 33 años de casados", manifestó Ana, orgullosa de su marido y de la familia que conformaron. A modo de referencia, dió cuenta que "Osvaldo es Ingeniero Electrónico y desde la época de la crisis del 2001, trabajaba para la planta La Sibila, industrializadora de la leche Puríssima -ex Nestlé-, cuya planta central está en Nogoyá. Se fue capacitando, hizo cursos en Rosario, Buenos Aires, Córdoba, tuvo la oportunidad de ir a Alemania y luego lo asignan a la planta de Córdoba. Pero en el 2015 surge la expansión de la fábrica y le proponen irse a República Oriental del Uruguay, más precisamente a Puerto M'Bopicua, a unos 40 kilómetros de Fray Bentos. El primer año se tuvo que ir solo, sin familia, porque fueron a construir la planta desde cero. Él estuvo en la puesta de los equipos, trabajando con extranjeros en el armado. Estaba felíz del trabajo que estaba haciendo, era un apasionado de todo lo que tenía que ver con la electrónica. Después siguió allá, venía los fines de semana o nosotros íbamos para allá. Nos veíamos en llamada todos los días y son sólo 3 horas de viaje, nunca fue una distancia que nos afectara como familia, al contrario, nos acompañábamos mucho".
Último festejo en Nogoyá
Celebrar el cumpleaños es una tradición. Sin embargo, la familia de Osvaldo jamás imaginó que el Nº 60, festejado en 2022, quedaría grabado a fuego y sería el último vivido intensamente por este padre de familia. Ana recordó: "El 15 de mayo hicimos una reunión familiar, con sus amigos, lo pasó hermoso. Incluso preparó una torta que aprendió a hacer en una heladería que trabajó en Rosario y que a todos les encanta. Fue un momento muy lindo. Se volvió a Fray Bentos, después de festejar su cumple".
Un dolor intenso, el principio del peor final
Pocos días después de su cumpleaños y estando en la República Oriental del Uruguay, Osvaldo debió acudir hasta un centro de salud. Su esposa revivió aquello que cuando ocurrió en 2022, parecía una cuestión pasajera: "Me llamó y me dijo que se sentía descompuesto, que iba a hacerse ver a la guardia de un sanatorio -que se llama Amedrin-, ahí mismo en Fray Bentos, Uruguay. Lo revisan, lo inyectan y lo mandan ambulatorio. Se vuelve al trabajo y saca un turno para el día siguiente. Lo medican y le dicen que le van a hacer una ecografía más adelante. Sin embargo, en esa misma noche él se descompone en la casa. Me llama y me dice 'voy a hacerme ver, porque no doy más'. Entonces yo le digo que se venga y me dice 'no, no llego. No puedo respirar del dolor'. Se va a la guardia y yo lo llamo a Exequiel, un amigo suyo -que es de Argentina también-, y le pido el favor de que vaya a acompañarlo. Exequiel me llama y me dice 'mira Ana, él va a quedar internado. Ya le están pasando suero. Vas a tener que venirte mañana, porque es un cálculo en la vesícula, que se le ha corrido de lugar y lo van a operar de urgencia'. A las 9:30 de la mañana siguiente yo estaba ahí en la clínica".
Una cirugía lejos de los márgenes previstos
"Le hicieron todos los pre-quirúrgicos y estaban bien. No me sorprendía, porque Osvaldo era una persona que jamás tuvo una patología compleja, hacía vida sana, practicaba deportes. Como estaba todo bien, programaron la cirugía para las 14:30, me dijeron que duraba una hora, porque era laparoscópica, que era un método sencillo. Lo vinieron a buscar para llevarlo al quirófano y lo acompañé hasta el ascensor. Le dije 'tranquilo, yo te espero acá'. Me dijo que sí", rememoró Ana, evitando el desborde por lo que significan a esta fecha esos momentos. Fue la última conversación que mantuvo con su esposo y que guardará para siempre.
"Pasó una hora, dos horas, tres horas..Osvaldo no salía. A las tres horas y media, vinieron dos profesionales. Me apuré a preguntarles si ya estaba y me dicen 'tuvimos un inconveniente'. Yo los miro sorprendida y me contestan 'sí, él hizo una arritmia. Terminó en un paro y no lo podíamos sacar del paro. Él va a quedar con un daño cerebral, no te sabemos decir de qué magnitud, tenemos que esperar", replicó Ana y agregó: "Me empezaron a indagar en tono de cuestionamiento, si era diabético, si tenía ácido úrico, si hacía arritmia. Osvaldo era una persona sana, no tenía absolutamente nada. Les dije que no puede ser que me cuestionen eso en ese momento, sí tenían dos pre-quirúrgicos hechos por ellos. Me dijeron 'ya viene la médica de terapia y te explica'. A la media hora viene una profesional y me comunica que va a quedar internado, que lo estaban tratando de estabilizar y nada más. Me tuve que ir porque ya no podía verlo, estaba en coma inducido".
"Al otro día empezamos a pedir explicaciones. Nadie nos decía nada. Viajaron mis hijos para allá, estaba el personal de la fábrica. Todos me acompañaban. Cuando lo fueron despertando, a Osvaldo los ojos se le iban para atrás. Estaba todo conectado, entubado, no nos tomaba la mano, nada. Estuvo así un mes y medio, pero no sabíamos por qué y teníamos las esperanzas de que se iba a recuperar. Nos iban dando el parte del día a día, pero nadie respondía qué pasó, qué tenía, por qué", contó Ana.
Mes y medio después, el directo de Amedrin les solicitó a la familia nogoyaense "que lo esperáramos unos 7 días, que me iba a decir qué había sucedido, porque estaban haciendo averiguaciones internas. Lo pasan a la sala común y así estuvo tres meses más. Hicimos pedidos escritos y ninguna respuesta".
Ana sostuvo que "como familia nos aferramos a la ilusión de que algo se podría hacer en Argentina, mejorar su salud de algún modo. Hicimos intentos de traerlo a Rosario, en un vuelo que la fábrica iba a poner a disposición con personal médico capacitado. Pero ese mismo equipo de profesionales aéreos, no lo autorizó. Dado el estado, indicaron que no iba a soportar la altura. Todo lo que queríamos hacer para traerlo, se truncaba, nos decían que no se podía. A su vez, no nos querían entregar una Historia Clínica, nos preguntaban para qué o nos entregaban informes que no tenían lo que en cualquier lugar nos pedían para recibirlo".
En Crespo la familia de Osvaldo conoció la cruda verdad
"Le agradezco enormemente al Dr. Onetto, a todos los médicos y al personal, por lo humanamente que nos atendieron. Lo recibieron a mi esposo, le hicieron estudios y nos explicaron bien. En Uruguay no nos decían realmente qué significaba tener una Hipoxia. En Clínica Parque, un neurólogo me dijo que era un cuadro derivado de una falta de oxígeno durante un lapso de tiempo considerable. Que estaba en vida vegetativa".
No resulta un dato menor ni irrelevante, si se enlaza con la investigación penal que lleva adelante el vecino país, en la que la principal sospecha recae sobre una presunta negligencia de una profesional partícipe de la cirugía en Amedrin. En principio, la Comisión de Seguridad del Paciente llegó a esa conclusión. La justicia uruguaya busca determinar si desde el comienzo de la operación, se activó correctamente o no, el pase de oxígeno desde el carro de anestesia hacia la vía traqueal del paciente.
"Yo nunca me voy a olvidar ese día que en Crespo, el neurólogo nos dijo 'sospecho que no ve, porque no sigue los movimientos, no hay reflejo visual y casi seguro tampoco escucha'. Mi hijo lloró tanto, creíamos que nos entendía", contó Ana.
Cómo son hoy los días de Osvaldo....
"Después de estar en Clínica Parque un mes y medio, mi esposo pasó al CAICE en Paraná, un centro de rehabilitación muy bueno que tenemos en Entre Ríos. Fueron explicándome cómo ayudarlo, trataron de hacer todo lo posible, pero por el tiempo que transcurrió, lamentablemente ya no hay nada para hacer" y acotó: "Le hicieron estudios de los potenciales evocados y me confirman que está ciego; que escucha, pero no llega a comprender lo que le decimos".
"Los primeros 6 meses son claves y los perdió en las internaciones sin rehabilitación. En Amedrin me hicieron perder un montón de tiempo, me ponían trabas, yo no lo podía sacar, tuve que hablar con el Cónsul Argentino y hacer un montón de cosas para poder sacarlo. En Paraná,me indicaron que me lo iba a tener que traer a Nogoyá, con internación domiciliaria. Construí una habitación especialmente para que él tenga toda su aparatología y atención. Es como una sala de sanatorio en casa. Osvaldo está cuadripléjico, ciego, respira a través de una traqueotomía, lo alimentamos a través de un botón gástrico, necesita ayuda de terceros todo el tiempo. Por cómo está su cerebro, en CAICE me hablaron de que tiene una atrofia cerebral de los dos lóbulos, que le quedó el bulbo raquídio más chico de lo normal. Hace 4 meses y lo seguiremos cuidando hasta el últimodía", sostuvo la señora, dando muestras de un amor incondicional.
Los tremendos cambios de vida, van acompañados de una fuerte inversión económica, que la familia de Osvaldo debe hacer frente para sobrellevar la situación. "Él tiene enfermería las 24 horas, un médico que viene a domicilio y todos los días se le hace kinesiología. Su kinesiólogo es especialista en traqueotomía -trabajó en CAICE y por suerte está ahora viviendo en Nogoyá-, se encarga de hacerle los cambios de traqueo y todas esas cuestiones. Evita que tengamos que trasladarlo a algún centro asistencial. Una enfermera se encarga de manejarle la bomba de alimentación. Ha habido días que ha saturado bajo y hemos necesitado pasarle oxígeno. Tiene medicación diaria. Y así vamos en este día a día".
"Está espástico, vemos que cada vez se le van doblando más las manos, los brazos, su cuerpo está rígido. Se le hizo una escara terrible en la parte del lumbosacra, que llegó a vérsele el hueso. Se la hemos venido curando, todavía está abierta", relató Ana y agregó: "Hay que levantarlo de la cama para que no esté siempre acostado y rotarlo, pasarlo a una silla de ruedas. Yo pedí un elevador de personas, que no lo tenemos y es carísimo, pero no lo consideraron necesario porque justamente es una persona que está en vida vegetativa. Ahora tengo un enfermero que viene y lo levanta, es muy difícil porque es un cuerpo muerto, que mide 1.85 metros de altura, es robusto, pesado. Si yo tendría que levantarlo sola, no puedo. Necesitamos ser tres a cuatro personas para moverlo".
"Al principio creí que me iba a enloquecer. No entendía nada, fui aprendiendo. Eran días de angustia terrible. Lo que me ha sacado adelante es el creer, tener fe, confiar en Dios. Es lo que a mí me ha mantenido fuerte hastaacá", dijo la nogoyaense.
Fue abuelo estando en estado vegetativo
Al momento de referirse a la conformación familiar, Ana detalló: "Tenemos cuatro chicos, que ya están grandes. Andrea tiene 32, vive en Rosario, es traductora de inglés y trabaja allá. Después está Germán, que tiene 30, también trabaja en Rosario. Es quien ha andado conmigo para todos lados ayudándome y peleando en todas las oficinas a las que tuvimos que recurrir. Ellos no bajaron nunca los brazos y yo los admiro, porque seguían estudiando, terminando la carrera que cursaban en el 2022. Gonzalo tiene 22 años, estudió corredor inmobiliario. Y Paula, tiene 25. A ella le gusta lo que es peluquería y todas estas cosas de belleza. Fue mamá, tengo un nietito. Cuando pasaba todo esto de Osvaldo, ella me daba la noticia de que iba a ser mamá. Llegó Mateo a nuestras vidas, que nos alegra día a día, vive acá con nosotros. Está en contacto con su abuelo, pero sabemos que Osvaldo no lo puede comprender".
Un reclamo genuino de "Justicia"
"Por el programa televisivo de investigación Santo y Seña, producido y emitido en el Uruguay, me enteré de todas las irregularidades que hubo durante la operación, de la forma en que se manejaron. Ellos buscaron testimonios de quienes estuvieron en la atención, hablaron a la Fiscalía que lleva adelante el caso, se contactaron con el Ministerio de Salud de ese país y hay muchas cosas para revisar. Resulta que esta persona que lo anestesió a mi esposo, no tenía el título de anestesista, sino que era médica generalista. El sanatorio es quien contrata a esta anestesista y por lo que supe a través del informe periodístico de ese país, sabían que la doctora no tenía esa especialidad y la contratan igual a trabajar. Entonces, no sería solamente culpa de esta mujer, sino también de la comisión directiva de Amedrín. El Ministerio de Salud uruguayo denunció ante la Justicia y ahora no sé qué irán a decidir ellos. No sé cómo sigue, pero toda mi familia espera justicia", aseguró Ana y lejos de confundirse con revancha o pedidos lógicos a las circunstancias que atraviesa, con mucha fortaleza y razonamiento, manifestó: "Ya van dos años con este escenario en casa y será hasta que Dios disponga de él. Es levantarme, verlo a él así, le damos todo el afecto, pero es horrible sentir que nada podemos cambiar. Yo no se lo deseo a nadie. Yo espero justicia y no solamente por Osvaldo. Yo sé que lo de él es irreversible, que lamentablemente no hay nada para hacer, pero sí quiero que no vuelva a pasarle a ninguna otra familia. Que quien tenga que recibir una pena por su culpabilidad, que sea sancionada. Lo que sea y tenga que ser, no sé si les quitan el título, si van a la cárcel, no sé. Pero que no sea gratis, sin consecuencias. Que les pase lo que les deba pasar de acuerdo a la ley. Nos han arruinado la vida, no solamente a mi esposo, sino a todos nosotros como familia, a sus amigos, a todos".