De mozo a enorme empresario: falleció uno de los creadores de bizcochitos "Don Satur"

Información General15 de diciembre de 2024
Tenía 93 años. Junto a su padre sostuvo la empresa de bizcochos secos más conocida del país. Además era productor lácteo, un apasionado del Holando Argentino.
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Este 11 de diciembre, falleció Fernando Martínez, el creador de Don Satur, una empresa señera en el rubro bizcochos y alimentos y un gran impulsor de la lechería y la raza Holando Argentino. Es hijo del fundador, sin embargo desde pequeño se dedicó a darle explendor a la emblemática empresa.

Los bizcochitos de grasa pican en punta como los más elegidos para maridar con unos amargos. Dentro de este segmento hay una marca que logró que ya lleva décadas en el mercado y con el tiempo logró hacerse un nombre sin perder la esencia familiar. La historia de Don Satur empezó hace más de 60 años en una pequeña panadería porteña.

Don Saturnino Martínez nació en 1903 en Soria, ciudad española ubicada al este de la comunidad autónoma de Castilla. A los 53 años arribó a la Argentina junto a su familia, para trabajar de mozo. Al poco tiempo su situación económica mejoró y se animó a abrir un negocio de panificados en Liniers. Este emprendimiento se volvió popular especialmente por sus bizcochitos y sus clientes concurrían solo para poder comprar una bolsa de esta salada tentación.

El fervor por este producto fue tal que en 1967 Martínez, junto a sus hijos Fernando y Pedro, decidieron dejar la panadería y abrir una empresa en Ramos Mejía, que se dedicara exclusivamente a la fabricación de bizcochos de grasa bajo el nombre de Don Satur SA. La cara de Saturnino se convirtió en un emblema de la marca y hoy su slogan lo nombre como 'el prócer del bizcocho'.

"Llegó de joven a Argentina junto a su hermano Pedro. Una hermosa historia de inmigrantes que llegaron al país a forjarse su futuro trabajando en forma muy humilde de mozos hasta que pudieron progresar con su propio bar. Luego entran en el negocio de la panadería con su cuñado, y luego al negocio de la producción de los famosos bizcochos Don Satur, que los volvió una empresa familiar muy poderosa, y también los vinculó con la actividad ganadera especialmente con la lechería en la zona de Cañuelas”, relata Larrea.

Don Satur es el apócope del nombre del padre de Fernando, Don Saturnino Martínez. Fue en 1967 cuando Saturnino fundó una pequeña panadería donde se producían variadas exquisiteces, entre ellas el tradicional bizcocho de grasa. Con el transcurrir de los años, el bizcocho, se fue haciendo más popular y toda la familia trabajó para abastecer la demanda, ampliándose a una gama de bizcochos, pan dulce, y hasta yerba. Posteriormente sus hijos armaron un imperio. Y Fernando fue el gran motor de ese emprendimiento.

Horacio Larrea agrega que “quienes hemos tenido la posibilidad de trabajar con él y otros miembros de su familia, y empezar a admirar y valorar su enorme vocación de servicio, su capacidad de trabajo y su honestidad. Llevó esos valores hasta sus últimos días”.

Fernando Martínez contó para la revista española Frisona su historia en primera persona en el año 2009: “Mi familia y yo somos originarios de Soria (España) y nos instalamos en Argentina a principios de la década de los 50, comenzando desde muy abajo hasta que con los años pudimos crear la compañía Sansatur S.A., dedicada al rubro de productos alimenticios. Junto a mis hermanos creamos la Cabaña La Sorianita, que obtuvo gran cantidad de premios en las mayores exposiciones de Argentina en la década del 80, y que continúa en la actualidad con 600 vacas en ordeño, aunque hoy más abocados a la producción comercial de leche”.

limentos Don Satur extendió su portfolio y no solo comercializa bizcochos en sus varias versiones (salados, agridulces, con azúcar negra y sabor queso), sino que también cuenta con mini crackers, talitas, pepas, pan dulce, budines y yerba mate.

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Todo comenzó con la idea de Pedro y Fernando Martinez que con su tambo camino a Speretti, que luego se transformaría en cabaña de Holando argentino, dio excelentes frutos, ya que sus vacas lograron varios premios en todas las exposiciones en las que fueron presentadas.

“En el año 2000 creé junto a mis hijos La Sorianita II, a partir de la importación de varios vientres de Canadá y EEUU, con la que continuamos en la actualidad, asistiendo a numerosas ferias y abocados a la venta de genética a través de embriones, toros para servicio natural y centrales de inseminación, así como también de vientres para reproducción. Las últimas incorporaciones de nuevas líneas genéticas se han hecho a través de la importación de embriones de vacas de alto valor genético”, destaca Fernando Martínez.

En ese entonces La Sorianita II cuenta con un total de 150 vacas en ordeño en un predio de 144 hectáreas. La recría y las receptoras se manejan en una explotación aparte, ubicada al oeste de la provincia de Buenos Aires, donde además se hace algo de agricultura. En total cuenta con 400 vientres, contando donantes, recría y receptoras.

“Ya estarás con Pedro haciendo proyectos en el cielo, junto a tus queridas vacas a las que tanto amabas. Gracias por todo lo que nos enseñaste a través de tu ejemplo”, relata en las redes Horacio Larrea quien fue asesor genético de las cabañas La Sorianita y La Sorianita II que dejaron huella en el Holando Argentino.

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