El padre Jorge Falizek regresó a Crespo para celebrar los 150 años del Verbo Divino: "Me siento en casa"

El sacerdote, hoy Provincial de la congregación, fue párroco de la comunidad crespense hace más de dos décadas y conserva un vínculo afectivo indeleble con la ciudad.
“Sentí una alegría enorme, no imaginaba volver después de 23 años y reencontrarme con tanta gente que conocí. Me siento en casa”, expresó con emoción Falizek durante la entrevista concedida a FM Estación Plus Crespo, en el marco de las actividades conmemorativas de los 150 años del Verbo Divino .
El sacerdote destacó que en Argentina se vive una parte extensa de la historia de la congregación: “Apenas comenzada la congregación, los primeros misioneros llegaron a estas tierras. Se formaron parroquias, colegios, y hoy vemos los frutos de esa andanza misionera”. Nombró con orgullo la presencia de comunidades de toda la región: Santa Anita, Humboldt, Ramírez, Seguí, Las Cuevas y otras localidades del interior entrerriano y santafesino que llegaron a Crespo para compartir el jubileo.
Hoy, la misión de los verbitas se ha desplazado hacia nuevas realidades. “Estamos siendo enviados donde hace falta. Esta tarde viajo a una parroquia en Santiago del Estero que no tiene sacerdote desde hace 10 años”, relató Falizek, y mencionó también la presencia de la congregación en Mendoza, Neuquén y Jujuy. “Nos siguen llegando invitaciones de parte de los obispos. Hay una gran necesidad”.
Uno de los desafíos más apremiantes que atraviesa la congregación es la falta de vocaciones locales. Según explicó el Provincial, actualmente en Argentina hay un pequeño seminario en Córdoba con un solo seminarista argentino y varios misioneros africanos en formación pastoral. En contraste, Indonesia lidera en vocaciones dentro de la congregación a nivel mundial, aportando un tercio de los seis mil verbitas.
“El futuro pasa también por formar buenos laicos, familias comprometidas con el Evangelio. Tenemos nueve mil alumnos en nuestras instituciones. Esa es una gran tarea: moldear corazones para transformar la sociedad”, sostuvo el sacerdote, con una visión amplia y esperanzadora del rol de la Iglesia.
A pesar de los cambios, el padre Falizek se muestra convencido de que la misión en Crespo sigue viva. “Algunos decían que aquí la misión ya estaba cumplida, pero yo no lo creo. Siempre hay lugar para una nueva generación. Rezo para que este jubileo nos despierte”, afirmó.
Con un mensaje de gratitud y bendición, concluyó su paso por la ciudad destacando el papel de los catequistas, educadores y agentes pastorales: “Hoy hablamos de caminar como peregrinos de la esperanza. Estas parroquias crecen en varios aspectos. Sigamos construyendo puentes de fraternidad entre las comunidades más consolidadas y las que recién comienzan”.
El regreso de Falizek a Crespo fue mucho más que una visita institucional: fue un reencuentro espiritual con una comunidad que lo recuerda con afecto y lo sigue reconociendo como uno de los suyos.
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