Un productor de Isletas encontró una de sus cabras mutiladas
La última semana concluyó con un episodio inusual, que sorprendió a una familia ganadera, establecida en Isletas, en el departamento Diamante. Si bien se trata de un perjuicio económico, las características de lo sucedido llevan a plantearse otros interrogantes y despierta la curiosidad de quienes se enteran del suceso en la zona.
En diálogo con FM Estación Plus Crespo, el productor rural relató su asombro al tomar conocimiento del hecho: "Tengo una pequeña producción caprina, en las tierras que son de propiedad de mi abuelo y el jueves por la tardecita estaban todas dentro de su cerco perimetral. Pero al otro día, una de las cabras estaba apartada a unos 100 metros, fuera del cerco perimetral y ya en un campo lindante, con signos de mutilación".
"No sabemos cómo llegó hasta ahí, porque no se encontró nada que permita dar una respuesta lógica", afirmó el ganadero y agregó: "La cabra es un animal de más de 30 kilos y es poco probable que algún zorro la haya arrastrado, porque tendría que haber traspasado los boyeros, pasar el alambrado. Son varios obstáculos a superar para llegar hasta donde estaba. Además, no hay signos de arrastre, ni pisadas de animales, como tampoco de humanos. Ninguna huella y tampoco visualizamos sangre, que es lo más curioso".
Los órganos faltantes y el mecanismo de extracción, es lo que define a la "mutilación" planteada: "Damos por descartado que hay sido producto del accionar de un cuatrero, porque se llevan el animal entero o las partes que sirven para vender o para consumir. Eso no ocurrió, sino que sólo le faltaba la lengua completa, los dos ojos, una oreja y la quijada. Estaban los dientes pelados, hasta el hueso. Al explicarlo a mi familia o conocidos, yo hacía la comparación de que 'es como si agarro un cuchillo, lo caliento a fuego en la hornalla y corto con suma precisión. Es corte y cicatrización al mismo tiempo, lo que se observa", afirmó el productor.
Quien se dedica a la producción caprina hace 5 años, sostuvo que ""Es muy llamativo lo que pasó e incluso atípico que ocurra sobre una cabra" y volviendo a su reciente experiencia comentó: "Son muy rutinarias. No son de salir a la madrugada. Incluso las demás tampoco han tenido un comportamiento diferente desde esa noche. Lo único que podemos asociar, es que esa noche sentimos que el perro que tenemos -un ovejero alemán-, ladraba mucho. En el momento no le dimos mayor importancia, porque hay un montón de motivos por los que torean los perros en un campo y como no habíamos sentido ruido o algo que nos alertara, no nos levantamos a ver. Tampoco se escucharon gritos de otros animales, nada".
El damnificado afirmó que no judicializó la situación y en tal sentido, explicó: "No hicimos la denuncia, porque entendemos que no es un caso de cuatrerismo ni nada habitual, como para que puedan intervenir. Se sabe que cada tanto aparecen estas mutilaciones en diferentes partes y no hay mucho para hacer. Además, no creo que se vuelva a repetir", concluyó.