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Con vocación misionera: el paso de un seminarista africano por la Parroquia San José de Crespo

En el marco de su formación como futuro sacerdote, Francisco, un joven seminarista originario de Ghana, África Occidental, permaneció durante varios días en la ciudad de Crespo, integrándose a la comunidad de la Parroquia San José.

Crespo27 de julio de 2025Estación Plus CrespoEstación Plus Crespo
francisco

Su paso no solo fue una experiencia enriquecedora para él, sino también para quienes compartieron con él instancias de oración, diálogo y fraternidad.

En diálogo con FM Estación Plus Crespo, Francisco compartió aspectos de su vocación, su proceso formativo, su encuentro con la Congregación del Verbo Divino y las impresiones que se lleva de su estadía en nuestra ciudad.

Estoy para aprender”, expresó con humildad al inicio de la entrevista. “Vine aquí para mirar la parroquia, cómo funciona, aprender el trabajo en comunidad y en las parroquias que tienen aquí. Pero también es un momento para descansar”, agregó, con una sonrisa que dejaba ver la alegría de quien está viviendo una etapa significativa en su camino vocacional.

Francisco se encuentra actualmente transitando la última etapa de formación sacerdotal. “Estoy en el último año de estudios. El año que viene voy a hacer pocos años de practica pastoral y después hago la ordenación”, explicó sobre los pasos que aún le restan antes de ser ordenado sacerdote.

Nacido en Ghana, un país situado en el oeste del continente africano, su llamado al sacerdocio comenzó desde muy joven. “Es una historia bastante larga, pero creo que como niño siempre tenés el deseo de servir a Dios. Desde los diez años empecé con el grupo de los monaguillos. Fui monaguillo por mucho tiempo. De allí, siguiendo a los sacerdotes, creo que nació el deseo, y gradualmente empecé el discernimiento vocacional”, recordó.

En sus inicios, no pertenecía a la Congregación del Verbo Divino. “Mi parroquia era parte de la Sociedad de Misiones Africanas. Una vez fui a un encuentro vocacional que se organizó a nivel diocesano y allí conocí a los Verbitas, los Misioneros del Verbo Divino. Así empecé mi camino con ellos”, relató a FM Estación Plus Crespo.

Al ser consultado sobre qué lo atrajo de esta congregación misionera, Francisco destacó especialmente la vida comunitaria. “Me parece una riqueza. Cuando empecé el discernimiento vocacional fui a una comunidad donde vivían tres o cuatro hermanos juntos. Me impactó cómo convivían entre ellos, cómo hablaban, cómo se organizaban sin asistentes, ni siquiera una cocinera, todo lo hacían juntos. Eso me pareció muy interesante”, detalló. Además, valoró la diversidad cultural e internacionalidad dentro del seminario: “Empecé la formación con treinta jóvenes de unos ocho países distintos. Cada uno con su cultura. Fue algo muy lindo para mí. Una riqueza muy grande”.

Durante su estadía en Crespo, Francisco se desenvolvió con fluidez en castellano, aunque reconoció las dificultades propias del idioma. “Es un desafío grande, de verdad. Me cuesta todavía expresarme, especialmente cuando se mezclan emociones. Entender sí, entiendo bien, pero expresarme me cuesta. Gracias a Dios, de a poco voy mejorando”, comentó con sinceridad.

Además del español y el inglés —idioma oficial de Ghana—, Francisco maneja cuatro dialectos africanos, un poco de francés, y ahora se esfuerza por dominar el idioma que le permite comunicarse con las comunidades donde realiza su formación.

En su testimonio a FM Estación Plus Crespo, expresó su aprecio por la ciudad de Crespo y sus habitantes. “Me parece muy linda, me encanta la tranquilidad. Ya recorrí la plaza Sarmiento, la Municipalidad, algunos barrios. Es muy limpio y la gente es muy amable. Siempre me reciben bien, me hablan con respeto. Eso me encantó y lo valoro mucho”, concluyó, agradecido.

A lo largo de la conversación con FM Estación Plus Crespo, Francisco no solo compartió aspectos de su formación y de su experiencia en la ciudad de Crespo, sino que también aportó una mirada más profunda sobre el contexto religioso y social de su país de origen, Ghana, y sobre los desafíos de su vocación en un mundo cada vez más fragmentado, pero con necesidades pastorales urgentes.

Consultado sobre la realidad religiosa de su país, explicó: “En mi país hay más o menos el 12% de católicos, pero en general los cristianos son la mayoría: tenemos un 70% de cristianos. También hay otras religiones menores, como la tradicional africana, lo que profesan los africanos, y también los musulmanes, que existen allá pero con un porcentaje más bajo. Sin embargo, están creciendo muy rápido”, señaló.

Francisco comentó que su familia pertenece en su mayoría a la Iglesia Católica, aunque también conserva vínculos con creencias ancestrales: “Sí, la mayoría son católicos, pero también existen algunos que son todavía de la religión indígena, digamos, de tradición africana”.

El joven seminarista señaló a FM Estación Plus Crespo, que si bien el cristianismo en Ghana se expande, el catolicismo en particular muestra signos de estancamiento o leve retroceso, frente al notable avance del pentecostalismo y otras iglesias protestantes. “El cristianismo está creciendo, pero no sé… por los católicos creo que estamos reduciendo. Hay mucho pentecostalismo y también muchos protestantes que están creciendo mucho. Existe algo como que cada uno puede profesar libremente su fe, entonces una persona se llama, empieza una iglesia con su familia y así queda la iglesia, chiquita, pero funciona”, describió.

A diferencia de otras regiones del continente africano, Francisco remarcó que en Ghana la libertad religiosa está garantizada: “Gracias a Dios, en mi país no tanto, pero alrededor, por ejemplo en Nigeria o en otros países cercanos, sí hay muchos cristianos perseguidos, especialmente católicos. Muchas veces no podemos confirmar, pero sí, muchas veces por grupos musulmanes”, mencionó con preocupación.

Esa situación convierte a Ghana en un lugar de refugio para quienes escapan de la violencia religiosa. “Mi país es muy tranquilo, muy pacífico. Muchas de esas personas llegan intentando emigrar, para poder vivir tranquilamente. Pero eso también genera desafíos para el país”, reflexionó.

Sobre su futuro como sacerdote, Francisco se mostró abierto a donde lo lleve su misión, aunque tiene preferencias claras:
De verdad que no quiero pensar mucho en dónde, estoy muy abierto a cualquiera que me toque. Pero lo que sé es que quiero trabajar con los emigrantes, con las personas en situación de calle. En Córdoba, todos los fines de semana trabajamos con quienes viven en la calle. Nos juntamos con los chicos, intentamos dar comida, lo que podemos”, contó.

El seminarista relató que la pobreza urbana en Córdoba capital ha crecido significativamente en los últimos años:
“Muchísimo. Me acuerdo que cuando recién llegué aquí, hace tres años, cuando empezamos, eran muy pocas personas. Pero ahora a veces vienen 120 personas. Y eso que hay muchos espacios donde se da comida. Si vienen 120 a nuestro lugar, significa que hay muchos más en otras partes también”.

Con la misma sensibilidad que lo guía en su trabajo con los más vulnerables, Francisco agregó que también tiene un especial interés en el acompañamiento a las juventudes: “También me gusta trabajar con los jóvenes”, dijo, reconociendo en ellos una fuerza transformadora a la que desea acompañar pastoralmente.

El testimonio de Francisco —teñido de esperanza, compromiso y entrega— confirma que su vocación no es solo una respuesta personal al llamado de Dios, sino también un gesto concreto hacia quienes más sufren. Desde Ghana a Córdoba, y ahora en su paso por Crespo, su vida se va configurando al ritmo de una misión que no conoce fronteras.

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