Ofrecieron dos puestos de trabajo y se presentaron 250 personas en Paraná
Una estación de servicios de Paraná estaba en la búsqueda de dos trabajadores para ocupar puestos que necesita, es que dentro de un mes, quizás menos, reabrirá sus puertas en una nueva apuesta. Se presentaron 250 postulantes a dejar su currículum, la mayoría de jóvenes que conformaron una larga cola el jueves por la tarde y que por momentos superó una cuadra. "Así está el país", dijo el encargado del establecimiento sorprendido por la cantidad de gente que se acercó con la esperanza de obtener un puesto laboral digno.
Este viernes por la tarde, dos pintores trabajaban en mejorar el ingreso a la estación de servicios que se encuentra en Racedo y 9 de Julio de la capital provincial. Meses atrás este lugar se encontraba en otras condiciones. Ahora luce como nuevo, el techo tiene luces LED, hay cámaras de seguridad, está pintado prolijo y en poco tiempo tendrá hasta nueva cartelería.
Al parecer, la estación fue alquilada por nuevos dueños que tienen la posibilidad de comprarla en un futuro y por eso se empeñaron en dejarla en perfectas condiciones. Pero además, necesitaban cubrir puestos laborales. Hoy en el lugar trabajan de manera fija tres personas, el encargado, que también estaba ayer y que se llama Yamil Jacobi, y dos mujeres.
El ofrecimiento de los puestos de trabajo comenzó a circular por las redes sociales y eso hizo que muchos se enteraran de esa posibilidad. Lo cierto es que el jueves tanto los empleados como los dueños de la estación se sorprendieron al ver la cantidad de personas, jóvenes en su mayoría, que estaban a la expectativa de poder conseguir un empleo.
Jacobi acompañaba ayer a los dos pintores en la realización de la tarea y habló con UNO. El muchacho hace 12 años que trabaja en el mismo lugar, incluso se mantuvo con el paso de los distintos titulares de la firma. "El dueño alquiló por tres años y en el contrato dice que puede comprar la estación. Es gente de la ciudad de San Lorenzo, Santa Fe, y también de Diamante, son socios y alquilaban con el compromiso de comprarla, por eso la están arreglando así, pintándola y de ahí que necesitaban más trabajadores", dijo Jacobi, además de ponderar a los dueños actuales y al anterior.
También explicó: "Dentro de un mes, tal vez menos, se va a abrir la estación nueva y necesitan un 'franquero', que es el que cubre los francos y otra chica más que se sumarían a nosotros que somos tres, yo y dos mujeres. La idea es que nosotros les enseñemos a los nuevos cómo es el trabajo".
En un principio, y al encontrarse con tantos ofrecimientos por el puesto de trabajo, realizarán una preselección y Jacobi no descarta que a futuro, si marcha bien, tomen a más gente porque hasta se abrirá un lugar de ventas tipo kiosco o algo similar como suelen tener las estaciones.
Pero el jueves, de 15 a 18 la cola por Racedo por momentos tenía más de una cuadra. La cantidad de gente llamaba la atención también a la gente que pasaba por el lugar. Quienes esperaban eran hombres y mujeres, principalmente jóvenes, y muchos habían quedado sin trabajo en este último período, otros desde hacía mucho más tiempo. También llegaron hasta la estación aquellos con empleo, pero no fijo, en condiciones de informalidad y sin ninguna seguridad. Muchos de los que se acercaron nunca trabajaron en una estación de servicios, estaban ahí para aprender y por necesidad.
Se sabe que en los comercios y no solo en los del rubro en particular, sino en el sector privado en general, toman a los jóvenes a prueba dos o tres meses y luego les dicen que ya no los necesitan. Este aspecto de la precarización creció con el paso del tiempo. Así, muchos de los que llegaron esta semana hasta Racedo y 9 de Julio tenían en el haber de sus experiencias distintas tareas o varios trabajos previos que no duraron. Otros, y se notaba por la edad, estaban en la búsqueda del primer empleo. En general se supo que la mayoría rondaba entre los 20 y los 35 años.
"En un principio el dueño los hacía pasar de a uno y les explicaba cómo venía la mano, pero la cola era tan larga que antes de terminar se cansó y llamaron a todos juntos para que dejen su currículum. Y se les dijo que se iba a realizar una preselección", comentó Jacobi. El encargado además opinó: "Es la necesidad de laburo, es impresionante. Así está el país, con la inflación que hay, con todo". También dijo que para él llegaron tantos porque están próximos a arrancar de nuevo y a quienes seleccionen ingresarán con sueldos en blanco, recibo y el salario acorde. "Acá los probarán, pero si andan bien se van a quedar. La verdad es que en este lugar se trabaja bien, desde hace años, es muy tranquilo. Igual se corren riesgos de que te roben o lo que sea porque se maneja plata, es una estación de servicios. Igual ahora nos pusieron cámaras, quieren abrir con todo. La estación estaba decaída, ahora luce diferente, tiene luces, otro color. En 15 días se sabrá a quién eligieron", comentó Jacobi, y agregó que hasta ayer mismo hubo quienes se acercaron a dejar sus currículums y fueron recibidos, pero ahora ya está y muy probablemente no reciban más.
Uno le preguntó por los perfiles, qué tipo de trabajador buscaba la empresa y la respuesta fue amplia, pero concreta: que no tengan adicciones y que sea de confianza. Después, seguramente, considerarán otras cuestiones.
En Paraná, en el último año y más allá de lo que digan las estadísticas, hubo cierres que dejaron a familias en la calle. Solo hay que recordar días atrás cuando los empleados del comedor de calle 25 de Mayo llegaron al establecimiento y se encontraron con que ya no funcionaba más; se supo de una panadería de calle Carbó que también bajó la persiana; la estación de servicios de Cervantes y Buenos Aires corrió con la misma suerte: los empleados llegaron y la puerta estaba cerrada; cerró el hotel Alvear y los empleados reclamaron; similar ocurrió con la Clínica España ya el año pasado; nunca se reactivó la aceitera de Bajada Grande más allá de los anuncios y las promesas; y así se pueden nombrar otras empresas del sector privado que despidieron trabajadores o realizaron retiros voluntarios en Paraná y en la región. Muchos de esos trabajadores, los que se quedaron sin empleo, quizás engrosaron la fila de quienes fueron por una esperanza a la estación de servicios de Racedo.