Una de las iniciativas impulsa un programa de recuperación, clasificación y almacenamiento de alimentos perecederos y no perecederos que se encuentren fuera del circuito comercial y que resulten aptos para el consumo humano a fin de ser distribuidos, de manera trazable y segura, entre organizaciones sociales que asistan a personas en situación de inseguridad alimentaria. La otra, en tanto, apunta a que los establecimientos gastronómicos habilitados que expendan y sirvan comidas en locales cerrados o espacios abiertos informen al cliente que puede optar por retirar los alimentos que no haya consumido.

El común denominador de ambos proyectos, que ya fueron presentados en la Cámara baja, es promover el aprovechamiento de los alimentos suplantando la etapa del derroche por la de solidaridad social.

Apunta el legislador que estas propuestas “colaboran con una nueva concepción que tiende a disminuir los desperdicios y el derroche de alimentos aptos para el consumo humano”, aunque advierte que, conjuntamente con el consumidor, “es menester que los empresarios o dueños de los establecimientos gastronómicos lleven a cabo prácticas vinculadas a la toma de conciencia colectiva sobre la escasez de alimentos, la inclusión social y la protección del ambiente”.