La fiscal Martina Cedrés llevó a juicio a un hombre de 55 años que fue acusado por su propia hija de los padecimientos que sufrió entre 2020 y 2023, que si bien no se trataron de abusos con acceso carnal, fueron igual de dolorosos por ser hechos cometidos por su propio padre.

La adolescente tenía 14 años cuando comenzaron las insinuaciones de su padre, que estaba separado de la madre biológica de la menor. Los episodios ocurrían cuando la adolescente concurría a la casa del hombre en el barrio 200 viviendas, en donde el imputado realizaba “actos de contenido sexual con la finalidad de desviar el libre crecimiento y desarrollo sexual de su hija”, denunció la fiscal Cedrés a El Argentino.

En la denuncia se hace referencia a los episodios donde el hombre elogiaba el cuerpo de su hija, la obligaba a sentarse sobre su falda y tocaba sus partes íntimas por encima de la ropa.

La adolescente también relató en que hubo episodios en donde el hombre le apoyaba su miembro y le agarraba la mano para que lo tocara. La obligaba a mirarlo desnudo cuando salía del baño, y un sinfín de situaciones igual de repudiables a estas.

Por todo esto, Cedrés lo imputó por “corrupción de menores agravada por el vínculo”, una acusación que tiene penas que llegan hasta los 15 años de prisión cuando se aplica el agravante en que la víctima es amedrentada, sufre abuso de autoridad, violencia o amenaza, y el autor es un “ascendiente, cónyuge, hermano, tutor o persona conviviente o encargada de su educación o guarda”.

A lo largo del jueves, viernes y el lunes de la semana próxima, la acusación tratará de demostrar que la conducta del imputado fue realizada con conocimiento y voluntad por un periodo prolongado de tiempo, en que fue humillada la víctima. Para ello se cuenta con los testimonios de la madre, hermanos y amigas de la joven que -en algunos casos – fueron testigos de algún episodio de abuso.